¡VOY A COMEDTE!

Hoy compartimos "¡Voy a comedte!", escrito e ilustrado por J-M Derouen y Laure de Fay y editado por Kókinos.


La historia comienza así, en el bosque entre los abetos había un lobo hambriento que esperaba a su presa impaciente. Una mañana se cruzó en su camino un conejito y se lo quiso comer, para ello le dijo: "¡voy a comedte, conejito blanco¡", el conejito observó que el lobo no hablaba bien y le pidió que abriera la boca para ver si tenía un pelo en la boca y así era...


La historia continúa cuando el conejito blanco le ofrece su ayuda para quitárselo a cambio de que esperara con la boca abierta mientras iba a buscar unas pinzas de depilar. Mientras esperaba, el lobo seguía teniendo mucha hambre y esperó 1 hora, 2 horas, 3 horas cuando de repente apareció un conejito rojo al que le dijo el lobo: "voy a comedte, conejito dojo" y el conejito rojo con mucho salero le contestó que no tenía ni idea de como cazar un conejo, le dijo como tenía que hacerlo y le dio otra oportunidad. El lobo con su media lengua le dio las gracias.


Entonces el conejito rojo se fue y el lobo se escondió para salir a comérselo tal y como le había aconsejado el conejito rojo y espero con mucha hambre 1 hora, 2 horas, 3 horas cuando de repente oyó un ruido e hizo exactamente lo que le dijo el conejito. Salió de su escondite, abrió la boca y le dio un bocado al culo del supuesto conejito rojo que no resultó ser un conejito sino un oso muy grande, enorme al que no le hizo mucha gracia que le mordieran el culo y el lobo con su media lengua le pidió disculpas porque lo había confundido con un lindo conejito rojo.



El oso le preguntó si estaba mal de la cocorota y salió a correr detrás del lobo y el lobo tuvo la mala suerte de chocar con un árbol y perdió todos los dientes. Desde ese día el lobo sigue viviendo en el bosque pero ya no no tiene pelo en la lengua porque se lo sacaron el conejito blanco y rojo y ya no hay que temerle porque ahora el lobo es "vegetariano".



Desde que este cuento llegó a casa es uno de los más leído. A Matías le super encanta y a mamá y a papá también, es un cuento con unas ilustraciones sencillas, con una gama de colores muy reducida pero muy intensa. Su texto es brillante y tiene mucho pero que mucho humor, además la media lengua del lobo simulando como si el lobo tuviera frenillo hace que sea muy gracioso ponerle las voces a los personajes. Todo esto hace que para nosotros sea perfecto. 

Este cuento lleva con nosotros poco tiempo y en el cole lo he leído un día solamente y al acabar su lectura, me lo volvieron a pedir...eso es buena señal!

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