El cazo de Lorenzo

Hoy compartimos "El cazo de Lorenzo", escrito e ilustrado por Isabelle Carrier y editado por editorial Juventud.


Lorenzo arrastra un cazo detrás de él que lo hace ser un poco diferente a los demás. A causa de eso necesita mucho cariño, a veces demasiado. Es sensible y un artista, le gusta la música y sabe hacer muchas cosas... Pero los demás lo ven raro y molesto. 
El cazo le complica la vida porque se atasca, no le permite seguir el ritmo de los demás y se tiene que esforzar mucho más que los demás para conseguir cualquier cosa. Cuando no lo consigue, Lorenzo se enfada mucho, mucho y hay veces que grita, dice palabrotas, pega y llama la atención.
A Lorenzo le encantaría deshacerse de ese cazo pero es imposible, entonces hay días que se esconde en su cazo y se convierte en pequeñito, pequeñito con el objetivo de que la gente se olvide de él. 
Pero como la vida no es así y hay personas maravillosas, Lorenzo no se quedó pequeñito. Un día, llegó a su vida una persona que le ayudó a sacar la cabeza del cazo, a hacer las cosas con su cazo, ayudándose de él y no arrastrándolo, le ayudó a descubrir todas las cosas que sabía hacer bien y le ayudó a expresar sus miedos por medio de sus obras de arte. Esa persona creía en él y en su talento y gracias a su trabajo juntos, Lorenzo estaba alegre. Aún más alegre se puso cuando ella le regaló una bolsita donde guardar su cazo. 
Llegó el momento de despedirse de esa persona y el cazo seguía estando con Lorenzo, pero ahora él ya sabía que hacer para que su cazo no se atascara y le impidiera seguir hacia delante y jugar con los demás. Ahora que Lorenzo sabía que hacer con su cazo, los demás encontraron en él muchas más cualidades y todo ello sabiendo que Lorenzo seguía siendo el mismo. 


Para mí este cuento es muy, muy especial. Llegó a mí de la mano de una mamá en mi primer año como funcionaria en prácticas. Un año muy bonito. Ese año llegaron a mi muchos cambios y una clase que no era una clase, era mi primera clase un año escolar al completo y una clase donde el amor, era amor, donde aprendí el verdadero significado de la empatía, eso que no hay que enseñar a los niñ@s cuando lo vivimos diariamente en clase. A esos niñ@s los tuve dos cursos y ellos marcaron un antes y un después en mi carrera profesional. Con ellos aprendí y vivencie que la inclusión es posible, que es necesaria y conveniente para que todos crezcamos como personas. 

En esa clase había un rubio de ojos azules, zalamero como él solo, que te sacaba la sonrisa en los peores días y te sacaba de los nervios cuando él necesitaba más de ti. Es un niño con Síndrome Prader Willi un auténtico desconocido para muchos, como la mayoría de los Sindromes que, por desgracia, de ellos sólo se empapan quienes conviven con esa persona. Si quieres saber más sobre el Síndrome de Prader Willi sigue el link

http://www.aespw.org/inicio/index.html

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Ese año propusimos a las familias hacer un taller de cuentos. Ellas venían, contaban un  nuento y elegían si querían hacer o no una actividad con los niños y niñas. La mamá del rubio de ojos azules, nos llevó este cuento, disfrutamos de él en clase y después nos fuimos al patio para ponernos los cazos de nuestra cocinita atados en los pies e intentamos correr, saltar, dar vueltas.... Primero sin que nadie nos ayudará y así, vivenciamos lo que sentía Lorenzo con su cazo. Después, hicimos todo lo anterior pero con la ayuda de alguien y así, vivenciamos lo que sentía Lorenzo cuando alguien lo ayudaba a que su vida fuera un poco más fácil. Más tarde, en clase, conversamos sobre lo ocurrido.

Además, en el patio la mamá nos propuso a ponernos en círculos e irnos tirando una madeja la lana. El niño o la niña que la cogiera tenía que decir algo que le gustará de la persona que le había tirado la madeja.... Imaginaros si no resultó una mañana de cuentacuentos preciosa. 

Yo tengo un recuerdo tan bonito de ese día que todos los años repito la dinámica con mis grupos y os animo a hacerlo porque a veces es necesario ponerse en los zapatos de los demás para frenar y pensar en lo que sienten.

Este año lo hemos hecho en el día de la discapacidad. Hoy ha sido un día diferente en nuestra clase. Hemos sentido cómo camina un ciego tapándonos los ojos, hemos sentido cómo vive una persona sorda intentando leer los labios de los demás, hemos descubierto el lenguaje de signos, hemos sentido como es vivir con una sola mano y nos hemos puesto el cazo de Lorenzo para vivenciar si éramos capaces de hacer una vida "normal" con él...los testimonios de antes, durante y después no han tenido desperdicio.






A Matías este cuento le gusta porque el protagonista se llama como su abuelo, yo no sé si lo entiende o no lo entiende lo que sí sé es que estamos sembrando algo bueno en él cada vez que lo leemos. Puede que en algún momento de su vida él se convierta en Lorenzo o en la persona que ayuda a Lorenzo, en esta vida nunca se sabe lo que te puede tocar pero si puedes elegir como enfrentarte a ello. 

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