Un abuelo en apuros

Hoy compartimos "Un abuelo en apuros", escrito por José Carlos Román,  ilustrado por Tatio Viana y editado por Amigos de papel.



La historia comienza con  Marta, una niña que se despierta "súper-mega-contenta" porque se va a casa de su abuelo Matías, justo el fin de semana que cumpleaños. El sábado, abuelo y nieta, se fueron al parque y jugaron en los columpios, visitaron una librería y fueron a un restaurante.



Por la tarde, remaron en el lago y volvieron a casa saltando y jugando. Después de cenar, agotados, Matías acompañó a Marta a la  cama y justo antes de quedarse dormida Marta susurró "qué bien, abuelo, mañana es mi cumpleaños..."



En ese momento Matías se quedó pálido, se le había pasado el cumpleaños de Marta y corriendo buscó un regalo por toda la casa, pero no encontró nada que le sirviera. De pronto se acordó de la tarjeta de su amigo Leopoldo, el abuelo arreglaloto al que llamó  de inmediato, Matías le explicó su gran apuro y Leopoldo le dio la solución con un plan que rápidamente ejecutó. 



1° Debía dirigirse a la casa del abuelo Raimundo, tomarse un té y coger su triciclo triplesónico para ir a casa del abuelo Marcial.

2° El abuelo Marcial, con quien tenía que hablar muy fuerte porque estaba sordo, le dejaría su barca multilampástica para cruzar el río e ir a casa del abuelo Facundo.



3° Con el abuelo Facundo debería jugar una partida de mus y pedirle que le ayudara a inflar el globo surfaerostático motor para dirigirse a la cima de la montaña más alta del bosque.



4° En la cima de la montaña debía coger una vara de madera larga, sujetar la fuerte con las dos manos y recorrer la cuerda que le llevara hasta la cima de la montaña de enfrente.

5° En la cima de la montaña estaba la casa del abuelo Perico, quien hace unos deliciosos pasteles que debía probar y decirle que le mostrara el plano de la cueva del Eco de Ida y Vuelta.



6° En la entrada de la cueva encontraría una linterna y unas gafas de visión perimagnética angular que se debía poner para llegar al final de la cueva donde encontraría una caja y efectivamente, allí había un regalo que ponía "para Marta".





Matías cogió la caja, se la ató a la espalda y salió de la cueva para hacer el camino de regreso a casa a la inversa. 

Ya en casa Marta seguía dormida cuando el abuelo llegó.  Él puso la caja en el salón y espero a que la niña se despertara mientras hacía un chocolate caliente. Al oler el chocolate Marta se despertó, encontró el regalo: una máquina chachi- chuli de hacer cosquillas que enseguida disfrutó. Después, se sentó junto al abuelo Matías a tomarse su chocolate y a esperar que se despertara mientras pensaba lo afortunada que era por tener a su abuelo cerca " porque...¡los abuelos nunca te fallan!"



Esta reseña no hace justicia al humor y a los sobresaltos con los que está escrito esta historia que conjuga perfectamente todo lo que a los niños y niñas le gusta de sus abuel@s: pasar tiempo con ellos, ser mimados y consentidos y disfrutarse mutuamente. A todo ello se le suma la aventura que vive el abuelo Matías para arreglar su olvido que está lleno de rapidez, suspense e ingenio, mucho ingenio con unos transportes tan surrealistas y divertidos que despiertan las sonrisas y carcajadas al instante. 

El texto es perfecto y las ilustraciones conjugan a la perfección, la figura de Matías y Marta son muy realistas y la emoción y sus caras de circunstancias describen perfectamente la historia. Los demás abuelos son también muy realistas y casan perfectamente con sus descripciones: Leopoldo muy creativo  Marcial con un particular sonotone, Facundo con sus cartas y Perico con su delantal y sus pasteles... a todo ello se le suma unos dibujos hiper- mega-creativos de cada uno de los elementos que forman parte del plan: el triciclo triplesónico, la barca multilampástica, el globo surfaerostático, el mapa de la cueva del Eco de Ida y Vuelta y las gafas de visión perimagnética angular, como podéis observar en la imagen de abajo.
                                              

A Matías este cuento le encanta. el protagonista tiene su nombre y al escucharlo por primera vez se le iluminó la cara, lo mismo le pasa con otros como " El sueño de Matías", "Matías dibuja el sol", o "Cuando a Matías le entraron ganas de hacer pis la noche de Reyes". A partir de ahí le encanta la historia, le gustan los nombres originales de los transportes y me pide que se los repita una y otra vez, le encanta mirar el viaje de vuelta del abuelo a casa y se recrea mucho con esta ilustración y con la máquina de hacer cosquillas.

En el colegio es un cuento que triunfa, suele gustar mucho y da mucho juego para trabajar aspectos muy diferentes de nuestro currículo. Por ejemplo en piscomotricidad recreamos el día del abuelo y Marta, escondemos el tesoro y tenemos que seguir un mapa para encontrar el tesoro en triciclo, en barca, en globo o haciendo equilibrio entre montañas. La cara de los niños y niñas al encontrar el tesoro ya os la podéis imaginar. También da mucho juego los con la lógica y matemática porque hacemos problemas matemáticos: si en el triciclo caben 4, piensa a quien quieres llevar, si en la barca caben 6, piensa a quien quieres llevar... Si la casa de Facundo está en este árbol, la de Marcial en el banco y la de Perico en la puerta y nosotros estamos aquí a quién tenemos más cerca o más lejos...Cuántos pasos hay desde la casa de Facundo a la de Raimundo... También trabajamos la lectura y escritura haciendo los letreros de cada una de las casas de los abuelo y colocándolos en los lugares que nos indica el mapa. Trabajamos el lenguaje artístico dibujando nuestros transportes inventado y poniéndoles un nombre... Como veis las posibilidades son infinitas y lo mejor son las sonrisas que despierta en los niños y niñas cada vez que lo leemos.

A mi me gusta mucho por todo lo que he escrito y disfruto mucho contándolo, despacio en el comienzo de la historia, aligerando en el viaje del abuelo Matías, riendo con la máquina de hacer cosquillas (en clase tenemos unos antiestrés que gustan mucho a todos, es nuestra máquina chachi- chuli de hacer cosquillas) y disfrutando de todo lo bueno que los pequeños cuentan que hacen son sus abuel@s, en la mayoría de los casos, muy presentes en la vida y crianza de los niñ@s que me rodean.

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